Desde que empecé a navegar por el mundillo de los blogs de cocina hace un par de años, había una receta de tarta con la que siempre me topaba. No me llamaba demasiado la atención, la verdad, pero como aparecía en prácticamente todas las bitácoras gastronómicas, empecé a pensar que la tarta en cuestión tenía que estar realmente buena.
Supongo que a muchos de vosotros os pasará lo mismo: ¿tarta de zanahoria? ¿zanahoria? ¿en una tarta? Pues sí. Y no está buena, está buenísima. Se trata de un dulce diferente, nada empalagoso, rico y bastante jugoso. Además, la zanahoria desaparece como por arte de magia en el horno: solo la veréis en las miniaturas que la mayoría de las veces se utilizan para decorar. Además, el bizcocho contrasta muy bien con la crema de queso que le acompaña. Para quienes odian el queso: ¡¡tranquilos, tampoco se aprecia!!
En la red hay muchííííísimas recetas de carrot cake (un nombre mucho más sofisticado que tarta de zanahoria), esta es una adaptación hecho a partir de varias de esas recetas. La mayoría, además de zanahoria, llevan piña, pera, manzana... pero pensé que las nueces (que me encantan) y las pasas, a este tipo de bizcochos, le irían bien. Y después de probarla, os aseguro que le quedan muuuuuy bien ;)
Si
quieres que quede presentada como esta, no hace falta que te compres un soporte
para tartas: coge un cuenco y un plato que te gusten, pon el cuenco boca abajo
y coloca el plato sobre él. ¡Listo! Ya tienes cake stand, no te habrá costado
un solo euro, no te ocupará espacio y podrás seguir utilizando ambas piezas por
separado. Si te gusta tanto que quieres dejarlo así para siempre, pon un poco
de silicona en el 'culo' del cuenco, presiona con el plato y espera a que se
seque.
Bueno, pues mientras te decides a prepararla, aquí te dejo un trocito, con cuchara y todo, para que la pruebes. Y te recuerdo que hasta el 31 de julio puedes participar en el sorteo que he organizado para celebrar el primer cumpleaños del blog. Las bases están aquí. ¡¡Suerte!!