El salmorejo es una crema fría de tomate típica de Córdoba que solo tiene en común con el gazpacho su ingrediente principal. Es más denso porque lleva pan, no contiene otras hortalizas (como pepino, pimiento o cebolla) y carece de cominos en su aliño. Además, se sirve acompañado de tropezones como jamón serrano, huevo duro, migas de atún, melón, nueces picadas o picatostes, lo que permite darle un toque diferente, según el gusto del comensal.
Aunque parecidos por su textura y su origen andaluz, tampoco se debe confundir el salmorejo cordobés con la porra antequerana, que sí lleva pimiento entre sus ingredientes. Seguramente todas estas sopas frías tengan un origen común, pero a día de hoy se trata de platos diferentes.
Muchas personas aligeran el salmorejo tradicional añadiendo agua al batir, pero lo cierto es que su textura es espesa, más similar a una crema que a una sopa. Es un plato contundente, por eso, si buscas una versión más refrescante, te recomiendo que pruebes la receta de salmorejo ligero, donde el pan es sustituido por manzana para espesar.