Si te cansan las ensaladas aburridas, esta te hará salir de lo de siempre. Tiene un aliño muy especial: una vinagreta de miel que está buenísima. No es nada empalagosa y combina a la perfección con el queso feta, otro de los ingredientes estrella de esta receta de ensalada.

¿Te animas a probar esta receta de ensalada de feta y nuez con vinagreta de miel?

Me encanta el mazapán. Es uno de mis dulces favoritos. No sé si se debe a que soy toledana, pero me parece maravilloso, una delicia... Me gusta tanto que me da muchísima rabia morder una mazapita y descubrir que sabe a cualquier cosa dulce, pero no a mazapán. Por eso, hace ya tiempo empecé a "investigar" recetas de mazapán, comparando ingredientes, cantidades, procesos... y después de algunas pruebas, mi conclusión es clara: lo más sencillo es lo que mejor funciona (como casi siempre). Así que la fórmula ideal (para mí) es: almendra y azúcar a partes iguales y la mitad de agua. No necesita más, ni patata, ni fécula, ni miga de pan, ni otras mil cosas que he leído por ahí. Solo clara de huevo para pintar las figuritas antes de hornear (síííí, solo la clara).

Para quien no lo sepa, el mazapán de Toledo se prepara desde hace siglos, de hecho, en 1615 una Provisión del rey Felipe III aprobó la Ordenanza del Gremio de Confiteros de Toledo, que se refiere a su fabricación, aunque su origen podría ser muy anterior y proceder de un dulce elaborado a base de almendra y miel que se tomaba en Pascua. Precisamente de ahí podría proceder su nombre (pan de marzo), aunque hay diversas teorías al respecto.

En la actualidad, el consumo de mazapán se circunscribe a la Navidad, pero siglos atrás, se comía todo el año, al menos eso parece, leyendo estos versos de Lope de Vega: “Como por los dos sanjuanes / suelen pelear las monjas / a costa de maçapanes”. Desde luego se puede decir que es una receta tradicional, pues no ha variado. En las ordenanzas de los confiteros manchegos de 1613 se especificaba que sus ingredientes eran almendra de Valencia y azúcar blanco. Y esta sigue siendo su composición.

Cada vez queda menos para Navidad y seguro que ya estás preparando la despensa con los dulces típicos navideños. Y en ninguna bandeja que se precie puede faltar el turrón de chocolate crujiente. Si a ti también te gusta, tienes que probar esta versión, no solo por su sabor y textura, sino también por lo fácil y rápido que se prepara y porque puedes adaptarla y versionarla de mil maneras.

Esta receta de turrón de chocolate puedes hacerla con chocolate blanco, con leche, negro, a la naranja, con trocitos de frutos secos o mezclar varios. Y, para que cruja, prueba a añadir lo que te apetezca: galletas picadas (Oreo, Lotus, Chiquilín, Príncipe... o unas galletas caseras fáciles), trocitos de bizcocho (brownie, por ejemplo), dulces como Lacasitos, Maltesers, M&M's, Conguitos, frutos secos (la combinación con los cacahuetes fritos con miel o con kikos, es brutal), además del clásico, que lleva arroz inflado (para hacerlo como el de Suchard necesitas 'chococrispies').


Por cierto, para hacer turrón de chocolate no necesitas comprar ningún molde, en el paso a paso te explico cómo prepararlo con un brick vacío. Es muy fácil, económico y sostenible porque contribuye a reutilizar envases.


Si quieres tener un detalle con alguien, este turrón de chocolate crujiente puede servir como estupendo regalo hecho con cariño (y low cost). Envuelto en una hoja de papel de horno y atado con un cordón o una cinta, queda monísimo (ya lo ves) y le puedes añadir una etiqueta navideña para adornar. ¿Te animas?

¿Te gusta la tarta de queso? Pues esta, además, te sorprenderá. Se trata de un cheesecake salado, perfecto para tomar como entrante o como plato único para cenar. No es difícil de hacer y tampoco es excesivamente laborioso. Además, puedes hacer tu propia versión jugando con distintos tipos de queso.

Desde que hace unos meses vi esta receta de cheesecake salado en el blog La receta de la felicidad [editado en 2018: el blog ya no existe], supe que tenía que hacerla. Luego, fui modificando la propuesta hasta dar con esta versión individual, que incluye una sorpresa dentro del pastel de queso: mostaza y rulo de cabra, que dan un toque de sabor intenso al plato.

Yo ya la he incluido en el menú de Navidad de este año, precisamente por eso pensé en hacer pequeñas tartas, para evitar partirla en la mesa. Creo que queda muy bien sacar los platos ya servidos cuando somos muchos, pero si prefieres hacer un cheesecake grande, en el paso a paso detallo las dos posibilidades.

Un bocado de sabor original que mezcla la textura crujiente de las galletas, con la suavidad del queso y la explosión del tomate. No dejes de probarlo y cuéntame qué tal, ya sea comentando en el blog o a través de mi página en Facebook. Y tú, ¿has pensado ya en las comidas y cenas de Navidad?

Nunca he comprado nuggets. Leí un artículo sobre cómo los hacían y qué ingredientes y partes del pollo utilizaban y, la verdad, me daba un poco de grima. Pero mi hija mayor los probó y la encantaron. Así que, de vez en cuando se acordaba y me los pedía. Por eso, cuando desde CUK me enviaron unos pollos camperos para que los probara, decidí preparar las pechugas de uno de ellos en forma de nuggets.

Después de leer varias recetas y probar distintas versiones que no me convencían, decidí prepararlos "a mi manera". Nos gustó tanto el resultado que, de vez en cuando, cenamos nuggets de pollo toda la familia. Quedan jugosos, tiernos, no tengo que escuchar "mamá, se me hace bola" y mi receta de nuggets no deja de ser pechuga de pollo, pan, leche y queso. Tengo pendiente probar a hornearlos en vez de freírlos. Lo que sí podéis hacer con total seguridad es congelar ya empanados los que os sobren. Quedan igual de buenos.

Por cierto, los pollos CUK están criados en granjas de baja densidad, tienen un período de crianza de un mínimo de 56 días y comen con alimentos totalmente vegetales. Y os aseguro que se nota en el sabor. Bueno yo lo noté también al hacer unos filetes de pechuga a la plancha: apenas soltaron agua y ¡casi no menguaron! Si tenéis la oportunidad de probarlos, os lo recomiendo.

Si preparas esta receta de bocadillo, sube una foto a cualquier red social y etiquétame (Facebook | Twitter | Instagram | Pinterest | Google+). ¡Espero que te guste!

En España no hace falta presentarlos, pero si lees esto desde otra parte del mundo, los churros son una masa sencilla de harina de trigo con agua, a la que se da forma estriada con una churrera o una pistola y se fríe en aceite. Pueden hacerse como bastones o como lazos y hay una variante que se elabora con una masa muy similar, pero de mayor tamaño: las porras. En ambos casos, lo típico es tomarlos con chocolate caliente.

Churros y porras pertenecen a las llamadas frutas de sartén (¿frutas? ¿en serio?) o dulces de sartén, masas fritas típicas de la gastronomía española, como las rosquillas, los buñuelos, los pestiños u hojuelas, las flores o las torrijas.

Lo mejor de esta receta de churros es que se prepara en apenas 15 minutos. Eso sí, la churrera es imprescindible. Si la masa no se estría correctamente, la masa puede explotar durante la fritura. Es muy peligroso. Yo uso una pistola galletera, la misma con la que se preparan estas galletas con pistola tan fáciles como resultonas. Es cómoda y práctica.

¿Te animas a preparar esta receta de churros caseros?

Hace casi un año que no publico una receta de pescado y como no solo de dulce vive el hombre, pues voilà, aquí tenéis una rica dorada cocinada al estilo egipcio. ¿Y eso cómo es? Pues muy sencillo: untada con un majado de almendra, comino, aceite de oliva y limón. Esta forma de cocinarla se la he tomado prestada al cocinero mexicano Enrique Fleischmann, que participa en algunos programas de tele con sus recetas.

La época ideal para consumir dorada son el mes de octubre y la primera quincena de noviembre, coincidiendo con la 'levantá' de este pescado blanco. Hay que aprovechar los productos de temporada porque conseguiréis alimentos de mayor calidad a menor precio, sobre todo con pescados y verduras.


Si te gusta este pescado puedes probar la dorada a la naranja, dorada gratinada sobre mermelada de tomate y parmentier, dorada a la sal, prepararla en papillote o con una muselina de ajo, por ejemplo.

Si el pez no es muy grande, lo que llaman dorada de ración, podéis servirla tal cual y que cada comensal retire la cabeza y las espinas. Si la van a comer niños o adultos poco amantes del pescado, te recomiendo que saques los lomos y los sirvas limpios. Rico, fácil y bajo en calorías, ideal incluso para la próxima Navidad.

Tengo una pistola repostera desde hace más de un año y la acabo de estrenar. Incomprensiblemente, la guardé tan bien guardada que me olvidé de ella hasta que, hace unos días, una amiga me preguntó por alguna receta de galletas para hacer con este artilugio que se está haciendo tan popular.

He probado varias recetas, con distintos resultados. Me quedo con esta por la textura (crujientes y ligeras) y por ser la más sencilla (apuntada en un post-it y pegada en un libro de recetas que había por casa de mi madre). Es la que más me ha gustado: cantidades redondas y batir, batir, batir... Para que no me digáis que qué ingredientes más raros, ni que qué difíciles de preparar. Eso sí, si vais a batir a mano, más vale que tengáis unos buenos brazos.

Mi galletera (la podéis ver en el paso a paso de la receta) fue un regalo de Tescoma, una empresa de utensilios de cocina que tiene muchísimos productos, como el kit para hacer árboles de Navidad de galleta en 3D que os enseñé en esta receta. Tanto el árbol de Navidad como estas galletas con pistola son ideales para regalar, por ejemplo, a los profes o a los amigos invisibles. Incluso la propia galletera que también sirve para decorar tartas si cambiamos los discos por boquillas) o los cortapastas pueden ser un buen regalo si tenéis algún familiar 'cocinillas'.

Como veis con la 'maquinita' se pueden hacer galletas con un montón de formas diferentes y, lo mejor, es que solo tienes que cambiar el disco de la boquilla y disparar. La masa sale con la forma perfecta y tú quedas como un rey/reina cuando enseñas lo que has hecho.


Además se pueden decorar de mil formas: con un poquito de chocolate, con unos lacasitos, con guindas, con frutos secos... solo es cuestión de echarle imaginación. Y tú, ¿cómo las vas a decorar? Puedes mandarme las fotos con el resultado por email o colgarlas en mi página de Facebook.

Lo confieso: nunca he hecho pan en casa, es uno de los retos que me he marcado para 2014 (sí, ya sé que quedan casi dos meses, pero hay que ir pensando en propósitos de Año Nuevo), sobre todo ahora que tengo en mi poder el libro Pan casero de Ibán Yarza, un periodista y bloguero (como yo!!) que sabe muuuucho del tema (yo no), que ha creado El foro del pan y que da cursos para enseñar a hacer pan en casa.

Conocí a Ibán Yarza a través de Robin Food, un programa de la tele vasca que presenta David de Jorge. Un buen día, buscando una receta de roscón de Reyes, di con ellos y me hice fan absoluta, no solo por las cosas tan ricas que preparan, sino por lo divertido y fácil que lo hacen.

Pero, mientras me decido y no a meter más aún las manos en la masa, os traigo una receta panarra que preparé hace ya algún tiempo y cuyo resultado me gustó mucho. Se la cogí prestada a Estíbaliz, la mitad del blog Mensaje en una galleta, y es que estas chicas (ella y Miriam) valen para todo: tan pronto te enseñan a hacer la mejor glasa del mundo mundial (os lo digo yo, que he hecho uno de sus cursos on line), como te ponen los dientes largos con estos panes.

Si tienes ganas de empezar a experimentar con esto de las masas o si ya tienes experiencia, pero quieres preparar unos panecillos diferentes, sigue leyendo. Ah, y si los preparas, mándame una foto para que vea lo bien que te han quedado :P

Llega la festividad de Todos los Santos y con ella los tradicionales huesos de santo. Me encanta preparar esos dulces que solo se comen en determinados momentos del año y que están, normalmente, asociados a fiestas, como las torrijas, el mazapán, las flores... Creo que gran parte de su encanto radica, precisamente, en que no se comen de manera habitual. En estas fechas lo propio en España son los buñuelos de viento, los panellets de almendra o de piñones, las puches o los huesos de santo rellenos.

La receta de huesos de santo no es difícil de preparar, aunque sí algo laboriosa. Tenemos que hacer, por un lado, la capa exterior, que es mazapán; y después el relleno o rellenos que vayamos a usar. En este caso, os explico varios. El tradicional: yema pastelera, una crema delicada de un sabor increíble. Pero también una ganache de chocolate tan sencilla como rica; y una crema de membrillo para dejar boquiabierto al personal.

Es fundamental hacer una buena masa de mazapán, que no lleve entre sus ingredientes patata, ni ningún otro sustituto de la almendra. Sobre todo porque el sabor no tiene nada que ver. Estos se hacen solo con agua, azúcar y almendra y se bañan en glasa. Una versión con la que se obtienen unos huesos de santo tiernos, pero con el exterior ligeramente crujiente.

¿Quién se anima a preparar esta receta de huesos de santo? ¿De qué los vas a rellenar?

La mermelada es una conserva dulce que se elabora cociendo fruta o verdura con azúcar, algo de agua y un ácido que ayuda a su conservación. Aunque las más populares son las de fresa, melocotón o cerezas, cada vez se preparan más confituras con hortalizas como la de pimiento rojo, la de cebolla o esta riquísima mermelada de tomate.

Estas mermeladas y confituras son una forma muy buena de conservar frutas y verduras de temporada. Además, al embotarla bien caliente, evitamos tener que cocer los frascos al baño María, así que son bastante fáciles de hacer. Y, como duran tanto, se pueden preparar de una vez y disfrutarlas durante todo un año. ¿Te animas a probar esta receta de mermelada de tomates?

¿Te acuerdas de los Dalkys de chocolate o de las copas Danone? Sí, sí, aquellos vasitos de crema de chocolate con nata montada por encima que hacían las delicias de cualquier niño (y no tan niño) a la hora del postre. Pues ahora las puedes hacer en casa en menos de 15 minutos. Eso sí, deberás tener paciencia para que enfríen.

En la red hay un montón de versiones parecidas. Ni he probado todas, ni he respetado al pie de la letra ninguna. En este blog puedes ver la primera que encontré y la versión con Thermomix. He ido adaptando cantidades hasta que la textura de la crema de chocolate me ha convencido. La receta no puede ser más fácil, no lleva ningún ingrediente raro y el sabor supera al original, así que no busques excusas.

Es un auténtico placer meter la cuchara hasta el fondo y comerte la crema de chocolate y la nata montada juntas. Notarás que te transportas muuuuchos años atrás, pero el efecto dura solo un rato: el tiempo que tardas en comerte la copa (ah, y por más que rebañes, cuando el cristal se transparente es que no hay más).

Lo dicho, ve corriendo a la cocina, prepara la batidora y ponte con estos vasitos: son una delicia. Si empiezas ahora mismo a prepararla me lo agradecerás eternamente, te lo aseguro (quizás tu culo o tu barriga, no tanto) y tus hijos, sobrinos, amigos... ni te cuento ;)

El baklava es un pastel turco hecho a base de capas crujientes de pasta filo rellenas de frutos secos y miel. Un bocado espectacular que nace en el cruce de culturas gastronómicas europea y oriental, con su fusión en la cocina mediterránea.

La baklava, baclava o baklawa la han popularizado en España los restaurantes que venden kebab, pues en muchos de sus menús la incluyen como postre. Para mí, el acompañamiento perfecto para este dulce es una infusión, especialmente el té moruno. Combinan a la perfección. Por cierto, no sirvas raciones grandes, es un dulce muy contundente y con un trocito deja más que satisfecho.

Mi receta de baklava ha sido una de las ganadoras en el concurso Recetas de Cocina Internacional de Canal Cocina.