Desde que tengo Thermomix, voy adaptando algunas de mis recetas, porque este robot de cocina facilita mucho las cosas. En el caso del roscón de Reyes tradicional es increíble lo que ayuda en el amasado y, lo mejor, el buen resultado que se obtiene. La Navidad pasada versioné la receta de roscón de Reyes casero que hago desde hace varios años, que está basada en la del periodista y 'panarra' Iban Yarza, y ahora os la traigo para que podáis disfrutar de un delicioso roscón casero con Thermomix.

No te voy a mentir, hacer esta receta de roscón supone tiempo y hace falta paciencia para que salga bien. No es difícil, sobre todo si la haces con Thermomix, pero antes de meter las manos en la masa, no dejes de leer los trucos y consejos para hacer un roscón de Reyes perfecto y, si no tienes Thermomix, consulta la receta de roscón de Reyes tradicional. Si lo que te da miedo es el formado, puedes hacer bollitos individuales de roscón y si quieres innovar, prueba el roscón de Reyes de chocolate. En cualquier versión, el resultado de este roscón de Reyes casero es tan bueno, que ya no querrás probar otro ;)

¿Te animas a probar esta receta de roscón de Reyes con Thermomix?

Entre los aperitivos especiales que nos gusta preparar para Navidad están los rollitos de salmón ahumado. Este año he decidido hacer algunos cambios y, sobre todo, presentarlos de manera más original, con unas gambas que les den altura. Además, he utilizado un salmón ahumado con alga nori espectacular.
Nuestro relleno tradicional para estos rollitos era queso de untar con nueces, pero en esta ocasión, he utilizado surimi, huevo duro y tarama, una crema deliciosa a base de huevas de pescado. Para acompañar, salsa teriyaki, así internacionalizamos un poquito la cena de Nochebuena.
Si tú también quieres llevar el mar a tu mesa entre los aperitivos de Navidad, puedes cocinar estos calamares rellenos de gambones, una tradicional centolla gallega, un buey de mar relleno o unas almejas a la marinera.

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Los bizcochos borrachos son unos pasteles, normalmente servidos en porciones individuales, que, una vez horneados, se empapan en algún líquido, ya sea almíbar, licor, leche o, como en este caso, té negro al limón. El resultado es un bizcocho que crece y esponja, cambiando notablemente su textura y su sabor.
El té es una planta procedente de Asia que, actualmente, se cultiva en todo el mundo. Cuenta con distintas variedades y lo más habitual es consumirlo en forma de infusión, hecha con las hojas y brotes de la planta del té. En este caso, para preparar estos pastelitos de té he usado la variedad Darjeeling, un té negro que se cultiva en las laderas del Himalaya, entre India y Nepal.
El té negro se caracteriza por la mayor oxidación de sus hojas, lo que le otorga un aroma más fuerte y un mayor contenido en cafeína que otros tés. Lo habitual es prepara la infusión poniendo una cucharadita de té negro por taza, añadir agua hirviendo y dejar reposar entre 3 y 4 minutos. Si se va a servir con leche o con limón (como en este caso), deberá esperarse un poco más, unos 5 minutos.

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Llega la Navidad y he pensado recopilar algunos dulces tradicionales, para que los vayas preparando y sorprendas a amigos y familiares. Me salto los turrones, porque Patricia ya se ha encargado de ellos en este recetario que no te puedes perder. Y si aún quieres más, puedes ver todos los turrones que he ido publicando en el blog.

Las cremas y sopas son tradicionalmente platos calientes, pero cada vez encontramos más versiones de recetas frías con textura líquida, como esta sopa fría de melón. Es una buena forma de consumir un melón cuando no sale dulce o tiene un sabor insípido. Se asemeja a un gazpacho, pero en este caso el tomate, deja su puesto a la fruta.
El acompañamiento me encanta porque pone el contrapunto: sabor salado y textura crujiente. Además, se hace sin esfuerzo alguno, es tan fácil que lo usarás para decorar otras recetas de sopas y cremas, no me cabe duda. Es una buena forma de renovar la versión clásica de melón con jamón.
Esta sopa fría puede ser un aperitivo diferente para nuestras comidas o cenas navideñas y para cualquier ocasión en que tengamos invitados en casa. Además, servido en versión chupito queda de lo más original.

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Las galletas de jengibre, cuya traducción original sería galletas de pan de jengibre (gingerbread men cookies) son unos dulces abizcochados, que se caracterizan por su sabor a especias y por llevar melaza entre sus ingredientes, que aporta un dulzor especial. Muy populares en EEUU, tienen su origen en la cocina navideña del norte y centro de Europa. Aunque adoptan diferentes formas, es muy común que se horneen hombrecillos.
El olor de estas galletas de jengibre es especial, inunda toda la casa. Y su sabor y textura las convierten en un delicioso bocado. No son las típicas galletas crujientes: su interior es un bocado tierno. Además, los gingerbread men son entrañables y pueden convertirse en un bonito detalle para regalar ahora que llega Navidad.
La decoración de nuestros hombrecillos de jengibre puede ser todo lo sencilla o complicada que nos apetezca. En este caso, he optado por poner unos pequeños detalles, pero estas galletas gingerbread men admiten todo lo que se nos ocurra. A los niños les encantará ayudar, disfrutarán haciendo sus propios diseños y luego comiéndolas.

¿Te animas a preparar esta receta de galletas de jengibre?

La panacota (panna cotta, en italiano, que significa 'nata cocida') es un postre típico de Italia que se prepara a base de la nata de la leche, azúcar y gelificante. Es similar en su aspecto a un flan, aunque más ligera, y suele ir acompañada de alguna gelatina de frutas por encima. En este caso, lleva además, chocolate rubio, una nueva variedad que aporta un toque acaramelado.
El chocolate rubio (o blond) es 'el cuarto chocolate', una nueva variedad que se une a los chocolates negro, con leche y blanco. Nació por casualidad: dejaron olvidado chocolate blanco al baño maría. Al hallarlo, se dieron cuenta de que no sólo no se había quemado, sino que tenía un precioso color dorado y un sabor acaramelado.
Este postre de panacota de chocolate, por su sabor y presencia, es perfecto para cualquier comida o cena de celebración. Es fácil y rápido de preparar y se puede dejar hecho incluso dos o tres días antes (excepto la decoración). Además, no es necesario desmoldarlo: como ves los vasitos de panna cotta quedan estupendos.

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En fechas destacadas, elegir buenos entrantes o aperitivos es fundamental, por eso os traigo una de mis recetas perfectas para Navidad. Para mí, deben cumplir algunos requisitos: ser fáciles de hacer, usar productos de calidad y que tengan algo especial. Estos rollitos de jamón ibérico los cumplen: se preparan en 5 minutos, llevan un jamón espectacular y deja un gran recuerdo en boca, gracias al toque crujiente de las semillas, el sabor de la crema de vinagre, el dulzor del mango y el contraste con el gorgonzola. Además, visualmente lucen bonitos en la mesa.
El contraste de los colores es llamativo y pueden servirse sobre plato blanco o negro, que lucen igual de bien. Otra de sus ventajas es que se pueden comer con la mano, de dos bocados y sin mancharse, por lo que son perfectos como receta de picoteo de pie, acompañados de una copa de cerveza o de vino.
Si podemos, conviene usar jamón ibérico, o al menos, un jamón que sea bueno. Debemos cortarlo muy finito, para que el rollito sea agradable al comer. Además, el mango debe de estar en su punto: si está pasado, quedará muy blando y se deshará; si está duro, parecerá amaderado. Con el queso gorgonzola hay que cuidar que sea de variedad dulce y no picante, ya de por sí es un queso azul con suficiente fuerza. La rúcula, por su parte, debe estar limpia pero, sobre todo, bien seca.

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Los huevos rotos con jamón son uno de esos platos que siempre apetecen. También conocidos como huevos estrellados, son una receta típica de la cocina española, que se compone de patatas fritas, huevos fritos y, normalmente, lonchas de un buen jamón. Hay quien añade gulas, pimiento frito, chorizo o chistorra, unas setas...
Lo importante de esta receta de huevos rotos es que se sirva bien caliente y con la yema de los huevos líquida para que, al romperla, impregne todos los demás ingredientes con su sabor. Hay quien relaciona este plato con los duelos y quebrantos que decía comer Don Quijote en la novela de Cervantes.
Plato de origen humilde, ya en 1846 el hispanista Richard Ford, habla de ellos en su libro Gathering from Spain, en un capítulo sobre cocina española. Los huevos fritos se preparaban desde siglos antes, tal como demuestran el cuadro Vieja friendo huevos, de Diego de Velázquez, o las cartas enviadas por Lope De Vega al duque de Sessa, donde se habla de ellos.

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Dice William Ledeuil que los primeros recuerdos que tiene de los caldos se remontan a su infancia. Exactamente eso me ocurre a mí: llegar a casa de mi abuela y escuchar en invierno "¿quieres un consomé?". Los caldos son para mí un pequeño tesoro y mis hijas han heredado ese gusto: piden cenar sopa a diario.

El chef Ledeuil tiene dos restaurantes en París: Ze Kitchen Galerie, con una estrella Michelín, y KGB. En ambos se sirven multitud de propuestas con el caldo como base, independientemente de la temporada: siempre hay un hueco para él. "Esta preparación es una fuente de inmensa creatividad", asegura el cocinero, "es infinita y libre, totalmente libre".

En las delciosas fotografías del libro, hechas por Louis Laurent Grandadam, vemos condimentos, hierbas, flores comestibles, hongos, cítricos... todos ellos contribuyen a enriquecer los siete caldos base con los que arranca. A partir de ellos, comienza un viaje por la cocina francesa impregnado de sabores y aromas orientales. 82 recetas clasificadas en dos bloques: el primero, caldos base y caldos esenciales, que permiten aprender todos los secretos de estas preparaciones; y el segundo, con 65 elaboraciones que se reparten entre caldos de ave, de carne, de pescado, de crustáceos, de moluscos, de verduras, y los sorprendentes caldos umami y caldos dulces.

Además, el libro incluye consejos previos y un detallado listado de ingredientes que permite conocer especias, raíces, condimentos, algas y todo tipo de hierbas, entre otros productos que conforman la despensa del cocinero. 

Si algo me ha gustado del libro es el amplio abanico de posibilidades que ofrece. A través de sus páginas he redescubierto algo que ya sabía, pero a lo que quizá no había dado la importancia que merece: los caldos son esenciales para la cocina, pero a la vez se pueden convertir en mucho más que su base, son la clave para impulsar sabores, resaltar aromas o redondear un guiso.

El propio cocinero se interesa constantemente por "la redondez y armonía" de sus platos, que logra a través del umami, el quinto sabor (tras los populares dulce, salado, ácido y amargo) que los japoneses reivindican como contraposición al ácido y que, según Ledeuil, "es una mezcla de una percepción muy sutil entre salado y básico".

Un tartar es una preparación de alimentos crudos, que se pican muy fino, habitualmente servido sobre una tostada. Aunque lo normal es que se denomine así a platos de carne o pescado aliñados con alguna salsa que 'cura' el producto, el nombre se ha extendido a cualquier otro plato de presencia similar, como este tartar de mango sobre torrija de coco.
La combinación es estupenda y tiene un punto exótico y tropical: la torrija tierna y dulce, el mango en su punto, el helado de coco fresco (no sólo frío) y el caramelo crujiente. Además, puedes ajustar el tamaño de la ración, con sólo cambiar el aro de emplatado. Y si no tienes aros, tira de imaginación y abre una lata, retirando con el abrelatas tanto la tapadera como la parte inferior. Lava y ¡listo!
Este plato, es tan rico como bonito, y quedará precioso en nuestra mesa como postre de Navidad. Podemos dejar emplatada la torrija con el mango, las peinetas hechas y las quenelles de helado rebozadas en coco reservadas en el congelador. A la hora de servir, sólo tendremos que colocar el helado y la peineta y llevarlo a la mesa.

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Con 2016, Año Internacional de las Legumbres, a punto de terminar, no quería dejar de publicar una receta de lentejas clásicas, unas lentejas estofadas con chorizo, morcilla y torrezno. Un plato tradicional de la cocina española que ahora se puede hacer igual de rico que lo hacían nuestras madres, gracias a Avecrem Duo Legumbres Estofadas, y de manera más rápida.
Preparar lentejas con chorizo es fácil y sólo requiere seguir algunos consejos: lavar bien las lentejas, ponerlas a cocer partiendo de agua fría y desespumar en el inicio de la cocción. Después, con poner una pastilla de Avecrem Duo Legumbres Estofadas, habremos logrado introducir en nuestro guiso de legumbres los sabores del pimentón ahumado, la cebolla, el ajo y la zanahoria, además de conseguir la consistencia precisa, sin necesidad de hacer un sofrito. Mucho más cómodo.
Si no quieres poner cerdo, puedes preparar unas lentejas viudas, cambiando el chorizo, la morcilla y el torrezno, por tomate, pimiento rojo, pimiento verde y puerro. Así obtendrás un plato más ligero y muy saludable. Lo verdaderamente importante es que uses una buena variedad de legumbres. Mis favoritas son las lentejas pardinas, pequeñas y suaves, no necesitan remojo previo.

Antes de que acabe este Año Internacional de las Legumbres, aprovecha para preparar algunas recetas con legumbres, como: cocido castellano, judías con perdiz, alubias blancas con pulpo, falafel, hummus... Si preparas cualquiera de ellas, sube una foto a alguna red social y etiquétame (Facebook | Twitter | Instagram | Pinterest | Google+). ¡Espero que te gusten!

Se acerca la Navidad y, con ella, los platos especiales, como este, con el marisco gallego como protagonista. La centolla (maja squinado) es un crustáceo migratorio cubierto por un caparazón lleno de espinas. Es uno de los mariscos más apreciados, especialmente el que se pesca en las rías baixas gallegas. Normalmente, la veda para su captura se abre en el mes de noviembre y se puede disfrutar hasta que llega el calor.
La centolla es la hembra del centollo y su valor reside tanto en su sabor como en los corales que contiene en su interior (de color naranja y textura pastosa). Se distingue del macho por su abdomen ancho y abultado. Con girar al animal podremos distinguirlo. Lo ideal es comprar la centolla viva (para asegurarnos de su frescura) y conservarla en la nevera cubierta con un paño húmedo hasta el momento de cocinarla. Ahora te explico cómo preparar centolla cocida.
Puede aguantar viva durante 24-48 horas. Pero es importante matarla justo antes de cocinarla para que no se desprendan sus patas. En ese caso, se saldrán todos sus jugos y los perderemos en el agua de la cocción. A continuación, en la receta de centolla explicada paso a paso y en el apartado de trucos y consejos te cuento todo lo que debes saber para cocer y limpiar una centolla y presentarla en tu mesa como el manjar que es.

¿Qué te ha parecido? ¿Te animas a probar esta receta de centolla?

El año se acaba y seguimos pensando en recetas navideñas para despedirlo como merece. En este caso, os propongo preparar una manzana asada con un relleno especial: una crema pastelera aromatizada con azafrán y cardamomo que se viste de gala gracias los pistachos.
Es una receta dulce, aunque gracias a sus ingredientes, aporta muchas menos calorías que otros postres, por lo que podremos tomarlo sin remordimientos. La manzana es una pieza de fruta con pocas calorías y como relleno sólo cabe una cucharada de crema pastelera de azafrán y pistachos, que es más que suficiente para darle sabor.
Además, los pistachos son un alimento saludable que ayuda a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, disminuye la incidencia de la diabetes, ayuda a controlar el peso, atenúa la tendencia a la obesidad, e, incluso, rejuvenece la piel y aplaca el estrés.

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