Seguro que los has comido alguna vez, aunque probablemente no sepas cómo se llaman. Y no, no son San Jacobos. Los flamenquines son rollos de filete de cerdo rellenos con jamón y queso, típicos de Córdoba y Jaen. Se elaboran con carne de cerdo, preferentemente con jamón fresco, una pieza muy jugosa y tierna. Lo ideal es que el carnicero parta los filetes muy finos para que, al preparar la receta de flamenquines, no quede un rollo demasiado grueso.

Aunque el carnicero corte los filetes finos, conviene espalmar la carne. ¿Sabes cómo hacerlo? Es muy fácil. Espalmar consiste en golpear un filete para hacerlo más fino y grande, pero también para que quede más tierno, ya que los golpes rompen las fibras de la carne. Puedes usar una maza de madera o de metal con una especie de pinchos en un extremo, conocida como espalmador. Pero también un cazo, como he hecho yo. En este caso, golpea con la base en plano los filetes envueltos en film. Poco a poco se harán más finos y grandes.

Esta receta de flamenquines con jamón y queso es fácil y rápida de preparar. Un consejo para que queden perfectos es no pasarse con el tiempo de fritura, porque, si los filetes son bien finos, se harán en poco tiempo. En cuanto el rebozado esté dorado, saca los flamenquines porque si te pasas, la carne quedará reseca.

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¿Tienes que improvisar una receta de postre en poco tiempo? ¿Buscas un dulce que no llene demasiado? Estas copas de mousse de queso y yogur con frambuesas son una forma estupenda de acabar una comida con un toque frutal. Muy fáciles de preparar, puedes usar diferentes frutas para adecuarlas a la temporada.

Para la base, elige una mermelada cremosa o prepara tu propia salsa de frutas. Buscamos un postre ligero y que no esté excesivamente dulce. Si vas a combinar una salsa con frutas para decorar diferentes, pruébalas y asegúrate de que combinan bien.

Esta receta de mousse se prepara combinando yogur y queso crema. Puedes usar desde yogur desnatado, natural o griego. Si eliges este último, obtendrás un resultado más suave y cremoso, que combinará a la perfección con el crujiente de las almendras y la textura de la fruta.

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Preparar recetas de licores en casa es mucho más fácil de lo que puedes imaginar. En este caso, he elegido un licor de chocolate cremoso, ideal para sustituir el postre después de una comida copiosa. No puede ser más rápido ni sencillo, como ya os expliqué cuando hicimos licor tipo Baileys casero.

La clave está en elegir un buen chocolate y comprar un vodka decente. Recomiendo que usemos chocolate negro, porque un chocolate con leche o blanco, unido a la leche condensada, puede convertir el licor de chocolate en una bebida de lo más empalagosa y con poca gracia.

Cuando tengamos nuestra botella lista, la conservaremos siempre en la nevera, bien fresquita. Podemos servir el licor de chocolate solo o con hielo, en el segundo caso, irá quedando menos cremoso y de sabor más suave a medida que se derrita el hielo.

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¿Tus hijos no quieren comer verdura? Es algo frecuente que los niños la rechacen, pero en lugar de obligarlos, podemos buscar alternativas vistosas y apetecibles. Una buena forma de introducir verduras en su dieta es presentarlas como si fueran un alimento que sí les gusta, por ejemplo, la pasta, en este caso, unos falsos tallarines de calabacín que, además podemos servir en un plato con cubiertos chulos.

El calabacín es una hortaliza que tiene un sabor suave. Acompañada de trocitos de jamón y de queso crema, se convertirá en una receta sabrosa y nutritiva. Lo mejor es que esta receta de tallarines de calabacín es muy fácil y rápida de preparar, lo único entretenido es cortarlo.

Para dar forma a los espaguetis o tallarines de calabacín, puedes cortar la hortaliza a mano, partiéndola a la larga y luego en tiritas. También con mandolina o con un 'sacapuntas' para verduras (cuestan unos 5 euros e incluyen distintas formas de corte). Es el único entretenimiento de este plato. Después sólo habrá que saltearlos y añadir el jamón y el queso.

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Las navajas son moluscos bivalvos, animales que viven en el interior de una concha estrecha y alargada, que les da nombre. Se engloban como marisco y se pueden consumir durante todo el año, ya que a diferencia de otras especies, no existe veda para ellas. Eso sí, deben medir, al menos, diez centímetros.

Lo ideal para preparar navajas a la plancha es comprar marisco gallego y que las navajas estén vivas. En este caso, nada más comprarlas, deben meterse en agua con sal, para que no se deshidraten. Esto, además, hace que expulsen la arena y así evitaremos encontrarla cuando las comamos.

Hay diversas recetas con navajas, aunque lo más frecuente es cocinarlas a la plancha, con ajo y perejil, y al vapor. Las recetas de marisco son ideales para una comida o cena especial, para días de fiesta y celebración o, simplemente, cuando nos apetezca darnos un capricho culinario.

¿Te animas a preparar esta receta de navajas a la plancha?

El pan de molde es un tipo de pan muy blando y esponjoso, que se suele presentar ya cortado en rebanadas. Aguanta tierno durante más tiempo que las barras y se utiliza, sobre todo, para preparar sándwiches. La receta de pan de molde se enmarca entre las de panes enriquecidos, ya que incluye leche, algo de azúcar y un poco de grasa, normalmente mantequilla.

No pienses en esos panes blandurrios e insulsos que venden en bolsa de plástico, éste pan de molde casero es otra cosa: un pan-pan cocinado con ingredientes naturales y levado y horneado en el molde que le da nombre. Puedes usar uno tipo pyrex de cristal o uno de plum cake (bizcocho alargado). Venden moldes específicos, con tapadera, pero, a menos que vayas a prepararlo con mucha asiduidad o que quieras elevar el nivel de tus panes, te sirven perfectamente los anteriores.

Como este pan de molde no lleva conservantes, aguantará tierno 2-3 días. Lo que yo hago es partirlo en rebanadas y congelarlo. Cuando quiero alguna, la saco del congelador, la pongo en el tostador y, en menos de un minuto, la tengo perfecta para comer. Por cierto, que este truco también sirve para el pan de barra, si lo congelas en rebanadas.

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Las tartas de frutas son una variedad de postre muy frecuente. Se preparan con frutas en compota, en trozos o, como en este caso, laminada. En algunos casos se usan masas como base, con o sin cremas sobre ella; y en otros, la fruta se integra en la mezcla. La receta de tarta de manzana es una de las más populares y también, por ello, de la que más variedades encontramos.

La tarta de manzana que yo preparo es la que siempre ha hecho mi madre: base de hojaldre, crema pastelera, manzana bien finita y cobertura. Una receta de postre sencilla y económica, con un resultado espectacular. De hecho, en una como ésta soplé la vela de mi primer cumpleaños.

A mí me gusta que la tarta de manzana quede bastante finita, por eso dejo la crema con un espesor de, aproximadamente, medio centímetro y pongo una sola capa de láminas delgadas de manzana, montando una sobre otra. Si tienes tiempo (y paciencia) puedes hacer tartaletas de manzana individuales: cortas el hojaldre en círculos de unos 15 cm o en cuadrados de unos 12 cm de lado y las preparas igual que ésta.

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Si buscas una receta de bizcocho tierno y denso, húmedo y jugoso, con verdadero sabor a limón, la has encontrado. No obstante, este cake de limón es de una de las mejores pasteleras del mundo, la gran Mey Hofmann. Lo mejor es que se prepara en poco tiempo, con ingredientes comunes y sin utensilios complicados.

Para prepararlo sólo hay que batir incorporando poco a poco los ingredientes del bizcocho de limón. Obtendrás una masa de densidad media que se hornea a 160 grados, una temperatura más baja de lo normal para bizcochos (que suelen cocinarse a 180 grados). De esta forma conseguimos que suba de forma homogénea y que se reseque menos por fuera, aunque tarde algo más de tiempo en cocinarse.

Si te gustan los bizcochos, puedes encontrar un montón de recetas variadas en el blog; y si los cítricos son tu debilidad, dispones de diversos platos con el limón como protagonista.

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Las patatas guisadas son un clásico de la cocina española. Un plato que admite casi cualquier carne e incluso pescados como el atún o setas como el níscalo. En este caso, las he preparado con pavo, un ave con poca grasa que, gracias al adobo, aporta sabor al guiso.

Se trata de una receta de cuchara sencilla y sabrosa, perfecta para los días de frío. Además, como la carne no tiene huesos, los niños pueden comer el plato fácilmente. Sírvelo con un buen pan y una ensalada, para completar el almuerzo.

Por supuesto, esta receta de patatas guisadas puedes prepararla con costillas de cerdo, que es la versión más tradicional, con conejo (cambia el adobo por un majado de ajo, orégano y vino), con pollo, con ternera... También puedes cambiar el pimiento por otras verduras: la ternera va muy bien con alcachofas, por ejemplo.

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