Si lo haces al estilo tradicional, calienta el agua 10 segundos en el microondas, hasta que esté templada, y mezcla con la levadura. Añade la leche y el azúcar y disuelve. Pon en un cuenco amplio la harina con la ralladura de mandarina y añade en el centro la mezcla de agua. Amasa hasta formar una bola. Si lo haces con Thermomix, echa el agua, la levadura, la leche y el azúcar y programa 20 segundos a 37ºC y velocidad 2. Agrega al vaso la harina y la ralladura de mandarina y programa 4 minutos, velocidad espiga.


Deja reposar entre 1 y 2 horas en un cuenco aceitado y tapado con film, hasta que la masa doble su volumen. Coloca la masa sobre la encimera ligeramente enharinada y estira con un rodillo, también enharinado, hasta dar forma rectangular.


Para formar la corona hay que trabajar con agilidad, para que la humedad de la mermelada no ablande en exceso la masa, si no, se romperá. Extiende la mermelada. Pica las fresas en trocitos y reparte junto a los chips de chocolate (o chocolate en trocitos), dejando libre una franja de dos dedos de ancho en un lateral largo. Enrolla con cuidado desde la parte larga hasta llegar a la franja que hemos dejado sin relleno. Une bien el extremo y deja la unión hacia abajo.


Precalienta el horno a 200ºC con calor arriba y abajo, sin aire, y prepara una bandeja con papel de horno. Corta a la larga con un cuchillo muy afilado, sin llegar a una de las puntas. Coloca sobre la bandeja y trenza las dos partes, dejando los cortes interiores hacia arriba para que se vean las capas. Forma un círculo, uniendo bien el final. Pinta la corona con leche un poquito de leche y espolvorea con azúcar moreno. Hornea 15 minutos en la parte central del horno, vigilando para que no se queme. Si se dora mucho por arriba, baja un poco la bandeja o cubre con papel de aluminio. Saca del horno, traspasa con cuidado a una rejilla y deja que enfríe completamente.