Me encanta probar distintas recetas de tostas, en el blog ya hay un buen abanico de estos bocadillos y sándwiches abiertos. Ofrecen un montón de posibilidades, son rápidas y sencillas de hacer y, además, están muy ricas. Te solucionan la cena en un momento y se pueden adaptar a los ingredientes que tengamos en la nevera. Lo importante es combinar alimentos con diferentes texturas, con los espárragos, con su punto crujiente, y el huevo poché, meloso; y sabores que contrasten, como la crema de queso parmesano, sabrosa y con un punto picante, y la crema balsámica, con el punto ácido y dulzón.
Por supuesto, para hacer una buena receta de tosta hay que escoger un pan adecuado. Los hay de diferentes sabores, en función de la harina utilizada; con migas más o menos densas, según la hidratación; y también con cortezas muy diferentes, de las más tiernas, a las más crujientes, incluso con granos, semillas o cereales adheridos. En este caso, usa un buen pan de pueblo.
Respecto a la crema de queso, en este caso te recomiendo que escojas una que tenga sabor, no el típico queso crema blanco. Yo he usado una crema de parmesano con un toque de guindilla, que tiene protagonismo por sí sola. Y no te preocupes si no sabes preparar un huevo poché: es mucho más fácil de lo que parece. En el paso a paso te explico todos los trucos para que quede perfecto: con la clara cuajada y la yema cremosa.
Otro consejo: elige ingredientes de temporada. En este caso, los mejores espárragos trigueros se encuentran durante la primavera, así que aprovecha para probarla antes de que se acaben. Y no tengas miedo de ponerlos casi crudos, su sabor es sorprendente. ¿Te animas a preparar esta tosta de crema de queso con espárragos y huevo?