Las albóndigas son bolitas que se cocinan con distintos ingredientes y mil y una salsas diferentes. En esta ocasión he elegido una carne de pollo con un poco de jamón serrano, para aportar sabor; y he escogido una salsa de setas para dar un toque especial al plato. Además, he marcado las albóndigas en la sartén, en vez de freírlas, consiguiendo un resultado más ligero.
Para hacer la salsa de setas he preparado un sofrito de ajo y cebolla he escogido unos champiñones Portobello, que tienen más color y sabor que los 'normales' y he usado vino blanco y especias como tomillo y romero, consiguiendo un sabor muy de campo, que combina a la perfección con el pollo. Eso sí, evita los 'vinos para cocinar', piensa que es un ingrediente más de esta receta de albóndigas de pollo y que, cuanto mejor sea el vino, más rica estará la salsa. Siempre hago la misma recomendación: usa un vino del que te puedas tomar una copa mientras cocinas.
Lo mejor de cocinar albóndigas es que puedes hacerlas con antelación, porque se conservan perfectamente durante varios días en la nevera. Además, se pueden congelar, así que, si preparas el doble de cantidad, tendrás comida para dos veces con casi el mismo trabajo. Y procura hacer bastante salsa, puedes usarla como acompañamiento con una carne a la plancha, un pescado al horno, con verduras e, incluso, para servirla como paté acompañada de picos, tostadas o panecillos.