Esta receta de turrón de chocolate puedes hacerla con chocolate blanco, con leche, negro, a la naranja o mezclar varios. Puedes poner en el relleno frutos secos y desecados, como he hecho yo, pero también galletas picadas, trocitos de bizcocho, dulces como Lacasitos, Maltesers, M&M's, Conguitos... Y si lo que quieres es hacer el clásico turrón de chocolate crujiente, pon arroz inflado (para hacerlo como el de Suchard necesitas 'chococrispies').

Se pueden cocinar diferentes recetas con zamburiñas, en este caso las vamos a preparar acompañadas de un sofrito y gratinadas. Con este guiso, intentaremos realzar su sabor, sin enmascararlo, para disfrutar al máximo de este marisco gallego.

Esta receta de arroz con langosta es un plato para ocasiones especiales que, además, es sencillo de preparar. El sabor a mar del caldo, la textura melosa del arroz y la carne de langosta lo convierten en un auténtico manjar.

Si los niños son muy pequeños (menos de 7-8 años), te recomiendo hacer el bizcocho y dejarlo enfriar antes de anunciarles el plan para que no se impacienten, porque lo más divertido para ellos es decorar los renos de bizcocho. Si son mayores, pueden preparar la masa ellos solos. Los más peques van a estar entretenidos durante un buen rato: removiendo el chocolate, pintando los ojitos, pringándose para pegar las naricitas y los pretzel... ¡y devorando el resultado! Con un vaso de leche tendrás una merienda navideña estupenda.

La salsa marinera se caracteriza por tener como base un sofrito de ajo y cebolla al que se añade pimentón y un poco de vino blanco. Si te gusta el picante, puedes añadir una guindilla seca o una cayena. Hay quien espesa la salsa con algo de harina, pero me parece que queda más fina si prescindimos de ella. Para terminar, no puede faltar el perejil, mejor el fresco, aunque el seco siempre podemos tenerlo a mano.

La centolla es la hembra del centollo y su valor reside tanto en su sabor como en los corales que contiene en su interior (de color naranja y textura pastosa). Se distingue del macho por su abdomen ancho y abultado. Con girar al animal podremos distinguirlo. Lo ideal es comprar la centolla viva (para asegurarnos de su frescura) y conservarla en la nevera cubierta con un paño húmedo hasta el momento de cocinarla.