El encurtido es una técnica de conservación de alimentos que consiste en sumergirlos en una solución de vinagre y sal, lo que permite alargar su tiempo de consumo, preservando sus cualidades y evitando que se desarrollen microorganismos que estropearían el alimento. Aunque estas técnicas se han puesto de moda en los últimos años, lo cierto es que hay antropólogos que apuntan que, en Mesopotamia, ya se encurtían algunos alimentos alrededor del año 2400 a.C. o que Cleopatra atribuyó su belleza al consumo de encurtidos.
Encurtir hortalizas, como la zanahoria o la cebolla, no solo las conserva, sino que permite potenciar su sabor. Por eso, las hortalizas encurtidas tienen un montón de utilidades: puedes usarlas en ensaladas, en sándwiches y bocadillos, en wraps y tacos, añadirla a unas tostas, a las hamburguesas o a cualquier comida donde habitualmente pongas las hortalizas al natural.
Combinan especialmente bien con los pescados poco cocinados, como el ceviche; o con platos de marisco, como el carpaccio o el tartar. También son ideales para acompañar carnes, porque su sabor ácido contrarresta con la grasa. Prueba junto a las costillas asadas, el pulled pork, los tacos de costilla ibérica...
Hace tiempo te expliqué cómo preparar pepinillos en vinagre y zanahoria encurtida, ¿te animas a probar esta receta de cebolla morada encurtida?